domingo, 11 de julio de 2021

Una bandera y sus circunstancias

Cuando el olvido no empaña el amor de un pueblo

 

El destrato a las entidades cívicas lamentablemente parece difundirse a juzgar por diversas experiencias que llegan a mi conocimiento. Nada más negativo, por ser ellas canales eminentes de participación democrática e instituciones a las que los gobiernos apelan cuando así conviene a su interés.

Más lamentable aún es el supino desprecio implícito a nuestro más antiguo símbolo nacional, la Bandera Argentina, cuyas condiciones de olvido se hacen evidentes en las siguientes líneas. Ninguna autoridad debería pasar por alto la necesidad de reparar tamaña negligencia. Fácil es salir realizar una ofrenda protocolar, cuando el ejemplo debería ser comenzar por mantener a nuestra Enseña en las debidas condiciones, no es excusa la pandemia.

Pero, no importa, ¡esa bandera olvidada, gastada en su flameo, sin duda brilla con luz propia en el corazón de todos los argentinos y argentinas!

Por esta razón me hago eco de la nota difundida por la profesora María Mónica Brown, presidenta del “Instituto Belgraniano”, Filial Mercedes, provincia de Buenos Aires. 

 Ecos de un mercedino “Día de la Bandera”

Por la Prof. María Mónica Brown 

"El pasado domingo 20 de junio, fue un día festivo por partida doble. Por un lado, al conmemorarse el Día de la Bandera Nacional en el 201° aniversario del fallecimiento de su creador, Manuel Belgrano. En segundo lugar, por ser (como tercer domingo de junio) el Día del Padre. Siendo Belgrano uno de nuestros PADRES de la PATRIA -y más allá de haber sido padre de dos hijos-, considero que era su día por “partida doble”.

Inmersos como aún estamos en esta pandemia por segundo año consecutivo, el Instituto Belgraniano mercedino, atento a la conmemoración anual del día de la bandera y de la promesa que los alumnos le hacen en el 4° grado del nivel primario, le solicitó audiencia al Sr. Intendente Ustarroz en marzo -con tiempo- para presentarle una propuesta de realización de la promesa siendo que las escuelas habían retornado a clases al menos semipresencialmente. La secretaria anotó motivo, nombres y teléfonos para informarnos de la cita, pero nunca llamó. Luego, el regreso a la virtualidad educativa en el marco de las restricciones del ASPO/DISPO cerraron toda oportunidad a la realización de una promesa “presencial”.

Fig. 1: Monumento a Belgrano y a la Bandera, un jirón en lo alto. Foto obtenida el 31 de mayo 

Tampoco, y también por segundo consecutivo, fuimos participados (ni siquiera comunicados) al acto protocolar oficial por el Día de la Bandera. O debería decir, a la sencilla ofrenda floral que el pasado domingo realizaron el intendente y una media docena de funcionarios.

Sin embargo, para esta instancia los hechos están agravados. ¿Por qué? Porque se pararon delante de un Monumento a Manuel Belgrano y a la Bandera Nacional (localizado en la plaza frente al Hospital), a lo alto de cuyo mástil hay un trapo gris, roto y enredado en el cable, pobre vestigio de la que antaño fue un paño celeste y blanco. Es así, no exageramos, tomamos registros fotográficos.

Cabe preguntarse, estos ciudadanos argentinos (funcionarios, concejales, consejero escolar o el mismísimo intendente) ¿colocaron dos palmas y jamás miraron hacia arriba? Obviamente no cantaron el Himno Nacional o Mi Bandera, porque hubieran visto que “eso” no era una bandera.

Parecería que tampoco hubo palabras alusivas, no hay micrófono en la foto enviada por el comunicado oficial a los medios.  O tal vez el intendente habló en “rueda de amigos” a los poquitos invitados de tan magna ocasión.

Para empeorar la situación, al lado de este mástil, que es muy alto, por cierto, hay un mástil menor, supuestamente para la bandera provincial (¿o municipal? ¿otra?). En la cual flamea, en éste sí, una ¡bandera argentina! Y en buen estado. Vale decir, dos mástiles con dos banderas nacionales. Una un jirón y otra buena. ¿Podrían haberlas intercambiado, no es cierto?

Fig. 2: Domingo 20 de junio, 9 hs. Inmersas en la neblina, ambas banderas nacionales igual que antes, una nueva en el mástil más bajo, y otra hecha jirones en lo alto del Monumento.

 

 

 Fig. 3: Detalle 

Lo más lamentable, es que si nos hubieran invitado habrían tomado conocimiento de esta situación. Porque, como Instituto, en los primeros días de este mes solicitamos al Intendente por nota presentada en Mesa de Entrada, Expediente N°2.547/2021 (quedó claro que personalmente no nos recibe) el reemplazo de este paño en particular, y también del existente en la Plaza Rivadavia, frente a la Iglesia San Luis. Este último, no sólo también es un jirón gris, sino que sólo se sostiene de arriba y está, literalmente, a mitad del mástil, descendiendo sin prisa y sin pausa según los caprichos del viento, posiblemente en eterno duelo por el desamor y falta de respeto hacia nuestra Patria y mayor símbolo. También le solicitábamos que hiciera un relevamiento del estado de las insignias patrias en los edificios y espacios públicos de la ciudad. Haciendo el seguimiento del expediente, diremos que entró el 7 de junio, el 8 ingresó en Gobierno, y el 16 está “en tránsito hacia Prensa”. Transito lento pareciera, porque seguimos participando... Al día martes 22 de junio ambos trapos continuaban ahí. 

Fig. 4: Presentación ante la Mesa de Entradas del municipio. 

Fig. 5: Bandera frente a la Iglesia San Luis, un jirón “descendente” 

Realmente, como belgraniana de corazón, me da vergüenza ajena tener que publicar estas líneas. ¿Tan grande es el desconocimiento, no ya a las normas protocolares de tratamiento a la bandera, sino al más simple sentido común y respeto ciudadano?

A quien corresponda, deseo refrescarle lo siguiente: cuando el Ejecutivo Nacional por Decreto N° 824/11 estableció que, “La Bandera Nacional Argentina deberá permanecer enarbolada de forma permanente en todos los edificios públicos”, no lo hizo para que quedara allá arriba olvidada, al contrario. Dos de los fundamentos fueron: “Que la Bandera Argentina debe permanecer en alto como gloria de un pueblo generoso, representando a los hombres y mujeres que se sienten protegidos por ella, constituyendo un emblema de libertad, paz, honor y trabajo, a lo largo de nuestra historia”. Y “Que, a tal fin, resulta indispensable otorgar a nuestra enseña patria, vínculo indestructible entre las generaciones a través de los tiempos, símbolo de libertad, civilización y justicia, un tratamiento reverente con un criterio de orden y respeto hacia ella”.

Me pregunto si la situación de las insignias en dos espacios públicos mercedinos muestra la gloria de un pueblo generoso, ¿demuestra un tratamiento reverente, de orden y respeto hacia la bandera? ¿construye un vínculo indestructible entre los adultos y los jóvenes? Lo dudo.

Posiblemente, no queremos izarla y arriarla todos los días, como en las escuelas; en este caso, si la vamos a dejar flameando allá arriba eternamente, lo menos que podemos hacer es honrarla manteniéndola en buenas condiciones. Y no lo digo yo por capricho, sino que la Ley Provincial N°14.438/2013 así nos lo recuerda y establece cuando expresa: “La Bandera Nacional Argentina y la Bandera de la Provincia de Buenos Aires deberá presentarse en perfecto estado de conservación e higiene, para lo cual se procederá al pertinente proceso de limpieza o lavado” (Art. 10, inc. i) y agrega que “cuando sea necesario substituir(las) deberá procederse, previamente, a darla de baja” (Art. 12). Más claro, el agua. Sólo basta conocer la normativa y actuar en consecuencia.

Finalmente, no se me ocurren mejores palabras para terminar estos “ecos” que las últimas pronunciadas por Manuel Belgrano, aquel 20 de junio de 1820: “Yo espero que los buenos ciudadanos de esta tierra trabajarán para remediar sus desgracias. ¡Ay Patria mía!”

2 comentarios:

  1. Hola Miguel, mi nombre es Fabián Gómez, no sé si me recuerda de haberle escrito en los comentarios de otro artículo de este blog preguntándole una duda sobre si existía una norma que impidiera lavar la bandera nacional, y usted me respondió absolutamente no.

    Excelente este artículo con la experiencia fallida de la presidenta del Instituto Belgraniano de Mercedes María Brown, es casi un calco de lo que sucede en Merlo (también Provincia de Buenos Aires), municipio al cual pertenezco. Los mástiles si no están "pelados" sin su bandera, están hechos un "jirón gris" como se los califica en este artículo, y como creo que ya se lo describí en aquellos comentarios de la otra vez.
    Bueno, le cuento, a raíz de esa situación me propuse crear una propuesta a la municipalidad para crear un sistema de administración de los mástiles de plaza y dar una solución a esta triste problemática en la que se encuentra nuestro máximo símbolo nacional en las plazas de Merlo (y parece que en muchas ciudades y municipios de la provincia y el país), presenté esa propuesta por escrito al Concejo Deliberante en su mesa de entradas hace más de dos meses y... si, por ahora no hubo respuesta. Pero con este relato de la experiencia de la presidenta del instituto Belgraniano mercedino me doy cuenta de que es muy probable de que no corra mejor suerte que ella, porque entre otras cosas no recibí un papel como el que se ve en la foto por parte de quien recibió mi escrito en la recepción del Concejo. Pero igualmente no me voy a rendir.

    ¿Puedo enviarle una copia de mi idea del sistema de administración para los mástiles de las plazas que diseñé para que lo implementen los gobiernos municipales para que me de su opinión sobre el?
    (Porque creo que si bien una institución como la Belgraniana logra que su queja sea escuchada, a lo sumo se suele lograr que renueven la bandera en cuestión solo esa vez para luego ver como esa bandera renovada se va convirtiendo en el nuevo jirón gris, por falta de un sistema -municipal- que se encargue de su permanente renovación y cuidado).

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  2. Con todo gusto Fabián, loable idea (miguelcarrillobas@gmail.com)

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